
En una noche pasada por agua, Racing vivió una jornada para el recuerdo al imponerse con autoridad por 4-1 frente a San Lorenzo, en un partido donde Adrián Martínez se lució con tres goles y una asistencia. El delantero, sin estridencias en su apariencia pero con una gran capacidad para definir, fue la figura indiscutida del encuentro y se ganó los aplausos de un Cilindro que vibró con cada jugada.
El equipo dirigido por Gustavo Costas firmó su mejor actuación desde el inicio del nuevo ciclo. El contundente resultado no solo confirmó el buen andar del equipo en condición de local, sino que además dejó atrás las dudas surgidas tras el empate ante Estudiantes. Para este duelo, el entrenador repitió la base que había goleado a Tigre, con la única variante del ingreso de Salas por el lesionado Roger Martínez. Y el plan funcionó a la perfección: con el esquema 3-4-1-2 que le da libertad total a Juan Fernando Quintero, Racing volvió a mostrar un poder ofensivo temible, marcando siete goles en apenas dos partidos.
El colombiano fue nuevamente clave como generador de juego, mientras que Solari y Salas aportaron despliegue y energía en cada ataque. Sin embargo, el gran protagonista fue “Maravilla” Martínez, quien marcó tres goles al mejor estilo de un centrodelantero clásico y además asistió a Facundo Mura para sellar la goleada. El primero de sus tantos fue un zurdazo preciso dentro del área chica, luego definió con clase tras un centro perfecto de Solari, y finalmente venció en el mano a mano al arquero Altamirano con una definición certera.
Con semejante actuación, Racing demostró que tiene variantes de sobra en ofensiva. Y eso que aún no cuenta con futbolistas importantes como Roger Martínez, Carbonero o Baltasar Rodríguez. Costas lo sabe: tiene entre manos un plantel competitivo y explosivo, con el potencial de alcanzar un nivel superlativo cuando todos estén disponibles. En palabras simples, una máquina que solo necesita los últimos ajustes para acelerar a fondo.
Del otro lado, San Lorenzo fue una sombra de sí mismo. Lento, sin respuestas anímicas ni futbolísticas, el equipo de Rubén Darío Insúa no mostró signos de recuperación en ningún momento del partido. Aunque Bareiro tuvo una oportunidad clara en el arranque, fue solo un espejismo: Racing rápidamente tomó el control del juego y dejó expuestas todas las debilidades del conjunto azulgrana. Faltó actitud, faltó rebeldía, y ni siquiera el descuento que significó el 1-3 sirvió para intentar una reacción.
El contraste entre ambos equipos fue notorio. Racing se mostró ambicioso, veloz y contundente; mientras que San Lorenzo pareció resignado desde el primer gol. La diferencia en el marcador reflejó a la perfección lo que ocurrió en el campo de juego.
Con este triunfo, la Academia se afianza como uno de los equipos más peligrosos del torneo, combinando talento, dinámica y una dosis justa de hambre competitiva. Y con un “Maravilla” Martínez encendido, los hinchas empiezan a soñar con noches aún más gloriosas.